Tiempo de clásicos

El regreso al origen como forma de distinción más que como búsqueda de lo esencial. Afortunadamente ya hemos perdido en decoración la forma impostada y artificial de integrar piezas originales de época o de estilo clásico. Quizá esto ocurra por que las formas carentes de estilo del minimalismo radical eran incompatibles, además de con la vida cotidiana, con la compaginación de piezas de cierto nivel estilístico. Las formas del actual mueble contemporáneo se han suavizado y han adquirido proporciones clásicas, siendo así más digeribles y más acoplables a ambientaciones eclécticas y llenas de buen gusto.

Así en mueble actual, podemos encontrar desde piezas puramente clásicas, como las líneas de mobiliario de Pregno en maderas macizas con una gran variedad de acabados, mobiliario contemporáneo que integra elementos clásicos, las sillerías Luis XVI de Art-Import o piezas contemporáneas que son revisitaciones de piezas antiguas, como la línea de lámparas Silba de Schuller, una vuelta de tuerca, quizá exagerada, de una araña con pantallas.

La combinación de piezas clásicas con nuestra decoración es bien sencilla cuando no se intenta realizar una decoración plana. La pieza en cuestión ha de ser tratada con el debido respeto, convirtiéndola, si no punto focal de toda la estancia, al menos si en una protagonista coral, dejándole espacio para respirar y arropándola. Nunca debemos aspirar a integrarla cromáticamente, gran error que muchas veces se comete en post de la combinación de colores… el temido “Esto me pega con…” que el cliente te regala alegremente confiando en que el decorador comprenda que ese “me pega” quiere decir “me combina”  o “me coordina”… pero creo que el “me pega” merecerá pronto un capítulo aparte. Intentar coordinar al extremo colores en la decoración puede llevar a la extenuación y al aburrimiento en tiempo record, además de poder hacernos caer en errores comunes como que en la realidad si se vean diferentes una vez en casa, demostrando que lo hemos intentado y no lo hemos conseguido, hecho que queda bastante peor que coordinar maderas diferentes, o combinar maderas con contrachapados que al tiempo y al uso tienen comportamientos muy diferentes teniendo en el plazo de un año dos muebles con maderas totalmente diferentes.

El clásico, ya sea en forma de mobiliario, de mueble tapizado o de tejido, debe demostrar su diferencia ante el resto de nuestra decoración, recuerdo una clienta que tenía un taquillón de sacristía del siglo XVII en madera de nogal, con una pátina muy oscura y una talla profusa en todas las caras menos la trasera. Estaba pensando en deshacerse de él, solucionamos la problemática de la pieza liberando una pared del comedor para colocarlo como mueble de servicio. Lo rodeamos con dos sillas Chippendale tapizadas en seda bordada color champagne, encima del mueble dispusimos una colección de lámparas y jarrones de los años 60/70 y en la pared una lámina en gran formato de una obra del Equipo Crónica, el resultado fue magnífico. Con el tiempo se le busco otra ubicación a las sillas Chippendale, y en uno de los lados del taquillón la clienta colocó una butaca estilo Luis XV de Mis en Demeure, creando un maravilloso rincón de lectura.

Seguramente esta entrada puede crear más dudas de las que resuelve a la hora de pensar en integrar en nuestras casas una pieza clásica u original de época, intentaremos ir despejándolas poco a poco, de todas formas para hacernos cualquier pregunta o sugerencia escríbenos a info@labarroka.es



J.Labarroka